miércoles, 5 de octubre de 2011

el delfin

Daniel Alejandro Delfín, era como su nombre lo indicaba un delfín que vivía en un atolón, con sus demás compañeros delfines, que como el tenían diferentes roles en su sociedad, pero había algo que sobresalía de entre todos, y es que Daniel tenía una afición especial y era que le gustaba surfear en las olas que se formaban al chocar estas con el arrecife en donde vivía, y tal era la pasión por este deporte que muchas veces olvidaba comer para sobrevivir y esta necesidad era la que los demás delfines criticaban en él y a menudo solían burlarse, pero el tenia una diferente convicción que a mas de solamente pescar para sobrevivir que era el único oficio conocido entre los delfines, el tenia la afición de surfear las olas.



Con el tiempo el mismo quiso saber si existían olas más grandes y emocionantes de las que normalmente tenia para surfear y sintió una emoción interior que le daba la curiosidad de conocer más allá de lo que normalmente podía ver, tal fue la conexión que tuvo que en ese mismo instante escucho una voz que venía de quien sabe donde pero el mismo la escuchaba, quiso enterarse de su origen pero fue en vano y esta voz le decía que había mas allá de lo que sus ojos podían ver – esta voz la volvería a escucha en el transcurso de esta historia – y motivándole a realizar más hazañas de las que ya había realizado y por las que sus compañeros delfines lo tildaban de loco, soñador y aventurero, sintió la necesidad de conocer más ¿pero cómo lo haría? Si las barreras mentales de esa sociedad eran que él debía vivir la vida que los demás vivían, y esto al parecer le molestó y el mismo sabía que no existían limites para poder alcanzar nuevas metas para poder alcanzar, metas que no son el propósito del viaje hacia algún lugar sino la aventura de hacer el viaje sin saber si se hace bien o mal, pero que se hace sin mirar atrás.



Decidiendo hacer el viaje pensó que tal vez su sociedad lo extrañaría, tal vez piense que este muerto, algunos quizás lo olviden pero, el sabia que bien debía hacer ese sacrificio para llegar a donde ni él conocía pero si le excitaba la idea.



Se aseguro de tomar todo lo que necesitaba – en un delfín eso es un poco innecesario – y partió sin saber donde, pero si sabia el motivo, y nado por aguas jamás vistas antes pero que él como delfín odia ver sin dificultad por gracia de su sonar que todo delfín posee para geolocalizarse por el agua y determinar sus obstáculos, aquí es que el mismo se percataba que había algo delante de él, era enorme, era blanco, era gigantesco; percatándose que se trataba de una ballena jorobada entabló conversación con él, y le menciono acerca de sus sueños, este por supuesto le dijo que estaba bien que hiciera eso, pero que iba tener cuidado de las cosas que pueda encontrar en el camino y le previno de un ser llamado “humano”, advertencia que le tenía sin cuidado ya que el mismo mencionaría que no temía a lo que no conocía, pero la ballena insistentemente le dijo que debía tener cuidado y siguió su camino tan emocionado como al principio.



Llegado más lejos y de muy noche llego a notar una caluma de humo que provenía de un lugar no muy lejano a él y por propia curiosidad se acerco allí para saber qué es lo que sucedía.

Pero al acercarse su corazón se llenó de miedo ya que el temió que esos seres que era los tan mentados seres humanos que la ballena le había advertido, y aun acrecentó su miedo el ver que esos seres mataban a sus compañeros peces y los sacaban del mar, además de sentir un fuerte sabor cuando se acercaba al barco, hecho que lo hizo alejarse de ese lugar y continuar con su viaje.

Continuando su viaje y habiendo dejado de lado sus pensamientos acerca de esos terroríficos seres, choca con un pez muchísimo más grande que él y al que le pregunta ¿Quién eres?, y por respuesta recibe del otro pez que se trata de un tiburón y que Daniel debía temerle porque lo podría devorar, a esto Daniel le dijo que el temía a lo que conocía y que si el tiburón quisiera comérselo ya lo hubiese hecho sin ninguna advertencia – tal vez este no tenía hambre -, tal respuesta dejo sorprendido al tiburón, el cual quiso saber el motivo del viaje a lo que Daniel le dijo que lo que seguía no era un viaje sino seguía un sueño, el sueño llegar donde nadie lo había hecho y de sentir lo que el corazón mande sin que nadie se opusiese a esta decisión, tal enseñanza formo en el tiburón la interrogante de que el también debía seguir un sueño, pero que no sabía cómo hacerlo y que todos los que tenia quedaron en su loca juventud, a lo cual Daniel le dijo que nunca es tarde para seguirme y sentir en su corazón que el también podía hacerlo.



En el camino se encontró con el delfín mas viejo que vivían en el lugar en donde nació, y tal encuentro le provoco una emoción, ya que era bastante extraño ver a un delfín tan viejo en un lugar tan lejano como el que el mismo había llegado, y le pregunto el motivo por el cual se encontraba allí, el delfín bastante viejo le confesó que el mismo era de joven como él, un delfín aventurero y con ganas de vivir sin límites, pero que por necesidad tuvo que abandonar sus sueños, pero que al igual que Daniel había escuchado una voz decirle que no debía abandonar sus sueños, el delfín viejo le dijo que el espíritu del mar le menciono que su sueño debía ser conocer al delfín que debía hacerle recordar el propósito de su vida y era de no abandonar sus sueños. Daniel quedo bastante sorprendido por esta noticia lo que le dio más fuerzas de seguir sus sueños.



Ya lejos de ese lugar, noto que escuchaba un sonido que le era agradable y a la vez familia y era que a lo lejos veían un arrecife muy parecido al que tenía en el atolón pero a diferencia del anterior este era muchísimo mas grande, pero noto una diferencia bastante grane y era que a medida que se iba acercando unas extrañas luces se iban encendiendo progresivamente en la orilla del mar y esto le lleno de mucha curiosidad y acercándose a ese lugar noto que también habían esos seres que vio en el barco y su cuerpo se estremeció por el recuerdo de cómo trataban estos a sus compañeros. Como era de noche decidió dormir un hasta el día siguiente en el que se seguro descubriría más acerca de esos seres extraños, ya de puro cansancio y viendo las estrellas a lo lejos en el firmamento, se quedo profundamente dormido.

Al día siguiente al levantarse notó que el día era bastante cálido y agradable, sentimiento inverso al que sintió al ver a los humanos, Pero esto no le preocupó y mas que eso se animo a surfear en aquellas olas tan impresionantes de las que había esuchado antes y que su corazón le mandaba a buscar y encontrar la gloria, gloria que el mismo sabi que muchos delfines como el debían conocer pero que no lo hacia por esas barreras mentales que tenían y se habían enraizado. Acercándose al arrecife noto que las olas eran bastante grandes y bonitas para ser surfeadas, y acercándose a ellos surfeo con bastante emoción y sintiéndose uno con el mar, disfruto de lo que este le brindaba, pero ya en un lugar bastante cercano a la playa noto que había otros dos seres muy cerca de él y que con sorpresa vio que se trataba de humanos, esos mismos humanos despiadados que vio en lo que era un barco de pesca; lejos de asustarse, se acerco a ellos confiando que esta no sería la situación anterior, quiso comunicarse con ellos pero no lo consiguió, al parecer estos no hablando el dialecto de los delfines, pero más que desilusionarse busco acercarse a estos.



Uno de los surfistas al ver que un delfín se había acercado temerosamente hacia ellos, le mencionó a su compañero que un delfín esta cerca y que al parecer también estaba surfeando con ellos, su compañero algo incrédulo no le creyó, pero tuvo que verlo con sus propios ojos para creer lo que su amigo le decía, y también ellos lejos de asustarse por el hecho inusual surfearon juntos todo el día, y por varios días siguientes, disfrutando del placer de vivir y de seguir sus sueños y haber alcanzando las olas más grandes.



Ya después de mucho tiempo y después de haber realizado sus sueños, más satisfecho con el mismo, sintió la necesidad de regresar al atolón de su infancia -hecho que no se había planteado sino hasta ese momento -, pensó que todos los delfines que lo conocían se sorprenderían al ver al delfín que ellos tales creían muerto; aun así el mismo se animo a realizar el viaje de regreso, pero por supuesto mucho más viejo llego a su atolón, donde sus compañeros lo recibieron con sorpresa, y muchos de ellos le dijeron que lo creían muerto por el mar que el tanto amaba, pero él les dijo que no estaba muerto y que lo que a él lo había matado eran ellos mismos que se habían olvidado de él y más importante se habían olvidado de sus sueños, y que lo que ellos atesoraban en su juventud lo había olvidado por contentarse con solo dedicarse a pescar , pero que él se negó a hacerlo y por el contrario salió al mar a descubrir lo que su corazón le mandaba y lo que el espíritu del mar le guiaba a través de su larga travesía. A esto sus compañeros escucharon atentamente toda la historia de su viaje, animándose a realizar el suyo propio y descubrir las olas grandes para surfear, por largo tiempo, enseñanzas que fue transmitiendo a los delfines más jóvenes los cuales fueron más dóciles a recibir sus conocimientos.



El habiendo cambiado muchos prejuicios en sus compañeros, todos ellos emprendieron sus propios sueños y nunca nadie más los olvido.

En cuanto a Daniel, siguió llevando adelante sus aventuras hasta el día que nunca más volvió, tal vez abrazado por el mar a donde el mismo pertenece

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